miércoles, 23 de septiembre de 2009

TIEMPO DE DESCUENTO


Raúl hace mucho que se jubiló. Ahora sus días discurren entre pastillas de distintos colores, el club de jubilados y la plaza.
Conoció a Emma. Es una viuda agradable que le gusta hablar poco y a esta altura de la vida la gente no cambia – piensa Raúl en tanto se encuentra frente a una vidriera con anillos. Quiere elegir uno para regalarle. Es cuando le suena el celular que le compró el nieto, y se entera de que Emma esa tarde no irá a la plaza porque un fuerte resfrió le impedirá salir.
Hace frió en la tarde cerrada y gris de julio.
Raúl regresa a su casa por la calle Libertad que luego se hace Salta y dos cuadras más para encerrarse en su departamento que hoy mira y le queda grande. Recuerda cuando lo compraron hace cuarenta y cinco años. Todo parecía chico con los tres hijos pequeños.
Prende la televisión y habla solo en contra de los programa de chimentos.
Más tarde va a llamar a Emma. De una buena vez y aunque sea por teléfono la va a invitar a vivir juntos. Ella no puede seguir en esa pieza de pensión a la espera de un juicio que cuando salga seguramente, será para que lo cobren los hijos. Además, la extraña.
Raúl ya habló con los suyos para decirles que se queden tranquilos que con Emma están muy bien y quiere vivir con ella porque le resulta una buena compañía. Y a la semana siguiente los hijos cayeron con los papeles del departamento “para estar todos más tranquilos y evitar una sucesión el día de mañana” adujo el mayor, el abogado.
Está bien, si ellos no me pidieron nada cuando quedó viudo, es lógico que quieran estar tranquilos ahora que iba a traer una mujer – se dijo. No se opuso, fueron a la escribanía y firmaron lo que hacía falta. Pero con usufructo en vida, hizo escribir una cláusula; no le importó que lo tomasen como ofensa.
Ahora están todos tranquilos y él podrá hacer su vida, o lo que resta de ella con Emma.
Mañana o pasado cuando ya esté mejor le dirá que traiga sus cosas, total no pueden ser muchas; eso sí, que trate de que ese espacio sea solamente para los dos, sin muchas visitas ni invasiones familiares. Pero eso lo tiene que hablar personalmente – piensa mientras cuelga el auricular.
Siente mariposas en el pecho como si tuviese 17 años, y sonríe. No, no va a aguantar tantos días. Mejor la llama. Y le pregunta si puede pasar a verla, total él tiene la vacuna y por un resfrío no muere nadie, cavila.
Raúl ha decidido resolver todo cuanto antes.
Es bueno tener un proyecto, se dice en tanto se pone el abrigo y ve por el ventanal que ha comenzado a lloviznar. Es bueno tener con quien mirar televisión y tomar unos mates en una tarde como esta, le va a decir cuando la vea – piensa y busca la bufanda. Es bueno tener una ilusión pasados los setenta y tantos, siente mientras se coloca la gorra. Es bueno volver a enamorarse en cualquier momento de la vida, se dice y sale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario